Nació de una bola de algodón que estaba suspendida en el Aire.
Lucía, no recuerda cuando fue por primera vez que lo vió , ni como lo encontró. Tan solo sabe que existe ese lugar, que su nube esta allí, y que puede ir cuando lo necesita. En el Sauce, Lucia estableció su refugio.
Cada vez más a menudo. Cuando sus sentidos se paralizan y
su mente se muere, en su espalda le
brotan dos grandes y blancas alas que le
transportan a su nube. Y allí está a salvo, allí es inmortal.
Renacen sus sentidos,
escucha dulces melodías que salen de un
arpa, y ve blancos paisajes de dulce de algodón. En sus manos siente el tacto
suave y esponjoso de su nube, y en su piel la calidez de los rayos del sol. Y
huele la limpia fragancia de la madre Naturaleza,
y resucita...
Desde esa alta
fortaleza mira hacia abajo y contempla a los suyos, se ve a si mismo, y comprende que tiene que volver, que no puede abandonar, que le queda tarea
por hacer.
Lucía, se siente renovada y con
fuerzas para volver al mundo, a su mundo.
Con tristeza se despoja de sus alas y mira alrededor, para intentar recordar. Sabe que
pronto volverá, que tendrá que hacerlo, y se va, sabiendo que su sauce en la
nube siempre estará ahí.
El Sauce de Plata.
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