LLORA MI SAUCE

Voy caminando hacia él, y ya no son mis tacones los que me empujan, soy solo yo, que quiero, que necesito recorrer ese sendero.  Necesito llegar allí, y descansar bajo sus ramas, es mi sitio, mi lugar, donde me siento  protegida e inatacable.

Son sus ramas las que me cobijan, y él, mi Sauce,  el que me escucha.

Le hablo, de  mis alegrías y mis desdichas, me oye   y me responde agitando sus hojas plateadas. Y me susurra  al oído melodías que tranquilizan mi espíritu.  Seca mis lágrimas  y me ofrece su hombro. Es un bálsamo para mi alma.  

Mi gigante y fuerte sauce, que me da la fuerza que necesito para seguir el camino.

Y regreso por el mismo sendero, serena y dichosa.  Me vuelvo contenta y sonriente  para  decirle hasta pronto, y veo que está llorando, muy triste, mi sauce.  Mi sauce llorón.

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El Remolino

En ocasiones mis tacones caminan solos y hoy me han traído hasta aquí, hasta el Sauce , hasta el lugar de los sueños.

Sucede de forma extraña, se que va a pasar y no quiero, tiran de mí y me resisto, me dejo vencer y me abandono al placentero dolor de la envoltura de sus lágrimas.

Me obligan a sentarme a oler el frescor del rocío de las hojas a escuchar el tibio mecer de las hojas y a mirar la magia de la redondez del lago que poco a poco comienza a provocar su magia envolvente.

El agua, comienza a arremolinarse, da vueltas y lo miro fíjamente; se hace una especie de embudo hacia el fondo y cada vez gira mas deprisa. Observo imágenes de colores en la pared del agua e intento reconocerme en ellas, se que son las imágenes de mi vida. Cada vez hay mas y yo empiezo a dar vueltas con ellas; me veo a mi misma en una espiral de placer , una espiral de libertad: es mi vida es mi pasado y son mis recuerdos...

Cada vez estoy mas al fondo del lago y las imágenes son ahora como pequeñas películas que se entremezclan, oigo la voz de mis padres, los llantos de mis hijos al nacer , risas de mis amigas mientras sigo descendiendo como en una pasarela. De repente todo está en silencio me encuentro en un lugar mágico del fondo del lago, no hay suelo ni techo, ni agua ni aire. Siento que floto. Solo hay pureza que respiro.

Cierro los ojos y mira hacia arriba, veo la luz. Los tacones me elevan lentamente hacia la superficie mientras mis pensamientos se reordenan y toman forma entendible. Y me llevan de nuevo al Sauce, lo miro por última vez y vuelvo por el sendero que me condujo aquí. 

Ahora ya no me llevan los tacones, soy yo la que dirige el destino. He visto el pasado y ahora en el horizonte vislumbro el futuro. Y este sendero de piedra y la magia del Sauce son mis puntos de partida.


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